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Blog de ROCÍO OSUNA MORENO dedicado a la asignatura de EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS. Espero que disfruteis leyéndolo. Un saludo.

1. NIVEL EDUCATIVO


El concepto de nivel educativo tiene múltiples matices.

Se puede hablar de nivel educativo para referirse al tipo o grado de educación que se esté cursando o que se haya cursado, dentro de la educación formal (educación infantil, primaria, secundaria, formación profesional, carrera universitaria, etc.). Por ejemplo, el nivel educativo en el que se encuentre inmerso una persona: "Ana está en el nivel educativo de bachillerato". También se puede hablar del nivel máximo educativo formal que ha alcanzado una persona en su vida: "Yo tengo un nivel educativo equivalente al graduado escolar".

Otra forma de utilizar el concepto de nivel educativo, se refiere al conjunto de conocimientos, aptitudes, procedimientos y valores que posee una persona o grupo.

El nivel educativo en España ¿Está subiendo o bajando en los últimos años?

Para responder a esta pregunta, habría que centrarse en los dos matices explicados anteriormente, por separado.

Si queremos descubrir si en España, en los últimos años, las personas han alcanzado un nivel educativo más alto o no, habría que recurrir a las estadísticas sobre el tema. (VER ANEXO NIVEL EDUCATIVO DE ESPAÑA)

La evolución del nivel de formación de la población española en la última década ha sido favorable, pero sigue estando por debajo de los niveles europeos.

En cuanto a la población adulta, el 50% no ha cursado estudios superiores a la educación secundaria obligatoria.

En cambio, los datos sobre estudios universitarios y formación profesional de grado superior son positivos en los últimos 10 años, ya que las cifras de alumnos/as que cursan estudios superiores han aumentado significativamente, sobre todo en las mujeres.

Por ello, atendiendo a estos datos, se puede decir que el nivel educativo en España está subiendo en los últimos años.

Por otra parte, si nos referimos al concepto de nivel educativo en función del conjunto de conocimientos, procedimientos y valores adquiridos, habría que analizar la evolución del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Respecto a este proceso de enseñanza-aprendizaje, existen numerosas críticas en las que se denuncia que los sistemas educativos no saben generar los aprendizajes necesarios. Estas críticas muestran que cada vez sabemos menos y que las jóvenes generaciones salen de las aulas peor preparadas.

Sin embargo, este no es un análisis real, ya que se está estudiando la situación actual con parámetros antiguos.

Aparentemente sabemos menos porque ya no se incide tanto en la repetición de datos, ya no es necesario centrar la enseñanza en la transmisión de conocimientos. Por el contrario, resulta imprescindible dominar las estrategias necesarias para adquirir estos conocimientos: lo importante es que el alumno/a sea capaz de aprender a aprender.

Por todo ello, para analizar si el nivel educativo entendido desde esta perspectiva ha subido o no en España, habría que atender a los dos aspectos expuestos con anterioridad. Si nos fijamos en la cantidad de conocimientos y conceptos adquiridos, el nivel habría bajado. Sin embargo, si nos fijamos en las habilidades y estrategías adquiridas (aprender a aprender), el nivel educativo habría subido.


ANEXO

Artículo “Los niños son más listos que nunca”, Vicente Verdú.
EL PAÍS 26/01/2006, p. 34


Todos los padres lo saben: los niños de ahora son más listos que los de antes. La propia ciencia lo avala: hace veinte años los diferentes tests de inteligencia registraban para el alumno común un resultado en torno a los 100 puntos pero actualmente son casi 120. En menos de dos décadas se ha ganado una quinta parte de inteligencia. ¿Continuaremos pues afirmando que la especie se degrada, que la sociedad se empobrece, y que el saber va de mal en peor? Los niños resultan ser más inteligentes porque crecen en
un entorno más diverso y repleto que les enriquece tanto como les exige hacerse más sabios. Las intrigas de los telefilmes o los videojuegos actualmente multiplican al menos por tres el grado de complejidad que veíamos, hace treinta años, en las series de TVE. Frente al repetido diagnóstico de los adultos empeñados en descalificar a los adolescentes porque no leen, se opone la evidencia de que el conocimiento no se obtiene ya en las profundidades de la cultura escrita sino en las superficies del plano audiovisual. Este medio, expresado en pantallas, impactos y golpes de vista, posee una condición sustantivamente distinta. Ante el libro es indispensable aplicarse: saber esforzarse porque este saber y el esfuerzo de saber forman una hipóstasis práctica y moral erigida en virtud esencial.
Sartre hacía ver en Qué es la literatura la materia inerte que constituyen de hecho los negros renglones de un libro. La página se abre y sólo vemos un enjambre de garabatos en fila. Este objeto venerado por la cultura culta carece de colores, sonidos o sugestiones simbólicas, prescinde de evocaciones gráficas y de música ambiental. Es la escritura por sí misma: el conocimiento oculto bajo el grabado abstruso. Para dar vida a ese ornamento de tinta seca es necesario inyectarle nuestra atención mental y emocional, vivificarlo con nuestra vida. Los celos, los odios, el amor de una novela son nuestras propias emociones trasfundidas sobre la letra muerta. “La letra con sangre entra”. Y, al revés: la sangre en la letra entra.

Este sistema de conocimiento, unido a la atención intensiva, ha sido desplazado gradualmente por el conocimiento y la experiencia extensivas. Se aprende ahora no tanto por la profundidad de la lectura como de la superficialidad de la vista, el olfato y el oído. Se aprende panorámicamente, abigarradamente, y no polarizadamente. Así, al igual que el mundo, en general, tiende al trabajo en red, el saber se hace un tapiz tramado en las pantallas, los viajes, los nexos múltiples. Lo superficial fue indisolublemente asociado a lo trivial y lo profundo a lo importante. Lo relevante, sin embargo, ahora es el saber extensivo, múltiple, en superficie y los posibles planes de estudio deberían tenerlo en cuenta. Hasta hace poco, podíamos decir que todo el saber se hallaba encerrado en los libros. Ahora, todo el saber que de verdad importa se encuentra en las pantallas y sus metáforas. Los adultos formados en los libros no podemos llegar a saberlo bien. No podemos llegar bien a ese saber. De hecho, cada vez mayor número de empresas de nueva planta se basan en encuestas dirigidas a adolescentes para orientar sus producciones.
Desde luego, las firmas de videojuegos emplean niños como beta-testers o probadores, a pesar de que la media de edad de sus usuarios se encuentra en los 32 años y no cesa de crecer. Pero, como señala Infonomía, “¿quién mejor que ellos para mejorar un juego visual, teniendo en cuenta cómo han desarrollado la parte del cerebro que procesa las imágenes? Incluso otro tipo de empresas, como la suiza Brainstore, usa a niños y adolescentes para responder a los retos de grandes multinacionales considerándolos a ellos los únicos capaces de revelar ideas radicalmente nuevas.
¿Se podrá, en consecuencia, seguir sorteando la realidad de una mutación en la cultura? ¿Podrá detenerse la insistencia en los contenidos y virtudes de la educación tradicional? ¿Será esperable, en fin, no agravar más el descrédito de la escuela y, de paso, la indolencia del alumno y la pandémica depresión del profesorado?


(VER VIDEO SOBRE VIDEOJUEGOS QUE AYUDAN EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS)

Este documento aporta una visión distinta a las conclusiones expresadas con anterioridad: el protagonismo de las nuevas tecnologías.

Es necesario analizar las consecuencias de la tecnología en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las nuevas generaciones. Los niños y niñas de hoy en día tienen desarrolladas unas habilidades y capacidades nuevas, que les llevan a un aprendizaje distinto y enriquecedor: el aprendizaje audiovisual. Estos niños y niñas aprenden con más facilidad y de forma cada vez más rápida y prematura el uso de los aparatos tecnológicos y todo lo que de ello se deriva.

Por eso, habrá que tener muy en cuenta en la forma de entender la enseñanza, esta nueva forma de aprender.

Creo que esta circunstancia es muy positiva. Además, opino que estas nuevas generaciones tienen más oportunidades para aprender. Por eso creo que, en la visión de la enseñanza habría que compatibilizar ambas posturas: el aprendizaje a través de los libros y también con el uso de las nuevas tecnologías. No pienso que una cosa excluya a la otra. Aunque hay que tener en cuenta esta nueva cultura de aprendizaje, no hay que olvidarse completamente de la anterior. De hecho, gracias a la cultura de las nuevas tacnologías, los niños y niñas del futuro lo tendrán más fácil a la hora de aprender más cosas y de diversas formas.

Otro aspecto importante que trata este texto y que me gustaría comentar, es el de la inteligencia. Me parece muy positivo que los niños y niñas sean cada vez más inteligentes y creo que este hecho está muy relacionado con las nuevas habilidades y estrategias que aprenden desde pequeños/as.

Todo esto hace que la conclusión que hice en mi primera reflexión se ratifique: el nivel educativo ha subido en los últimos años y seguirá haciéndolo.

Por ello creo, que en vez de criticar todo lo referente a la educación actual, hay que darle un voto de confianza, pero sin perder el interés por ir mejorando el proceso, con vistas a aprovechar adecuadamente las nuevas capacidades de los niños y niñas de hoy en día, así como las nuevas posibilidades que se abren en cuanto a la enseñanza.


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